Desde Apanio hasta Unión Emprendedora, María Elba Chahuan ha estado al frente de iniciativas clave que buscan transformar el ecosistema de las pymes en Chile. Su trabajo ha estado marcado por una convicción profunda: las pequeñas y medianas empresas merecen un lugar real en la toma de decisiones y el desarrollo económico debe ir de la mano con un compromiso genuino con las personas y los territorios.
“Muchas veces se diseñan políticas sin una mirada desde el territorio, desde la realidad cotidiana del emprendedor o la emprendedora que está levantando su negocio a pulso”, afirma Chahuan. También reconoce que “articular voluntades entre el sector público, el privado y los gremios ha sido complejo, pero cuando esa articulación ocurre, se generan transformaciones muy potentes”.
Otro de los temas que más le preocupa es la digitalización, una barrera que considera mucho más profunda que la conectividad. “La brecha digital no es solo acceso a tecnología: también es falta de tiempo, formación y acompañamiento adecuado”, señala, “esto se suma a la desigualdad territorial, ya que no todos viven en Santiago ni tienen las mismas oportunidades”.
Para María Elba, el crecimiento sostenible de las pymes requiere medidas concretas. “Necesitamos políticas que reconozcan su aporte real. Hoy generan más del 50% del empleo, pero su participación en el PIB sigue siendo baja”, advierte. Y añade: “Se requiere financiamiento más accesible, simplificación regulatoria y programas de compras públicas que prioricen a las pymes. También es clave fomentar la asociatividad y la innovación colaborativa”.
Con iniciativas como el sello Mi Compromiso Pyme, ha buscado fomentar una colaboración virtuosa entre grandes empresas y emprendedores: “Cuando una empresa incorpora una pyme en su cadena de valor, está impactando directamente en empleo local, desarrollo regional y fortalecimiento de comunidades”.
Reconocida como una de las 100 Mujeres Líderes de Chile por su trayectoria, Chahuan pone énfasis en la necesidad de visibilizar otros estilos de liderazgo. “El liderazgo femenino aporta una mirada más integral, empática y muchas veces más colaborativa. Las mujeres tenemos un estilo que pone en el centro a las personas, y eso es lo que hoy se necesita para construir negocios con propósito”, afirma.
Sin embargo, reconoce que aún hay obstáculos para las mujeres que emprenden: “Hay falta de redes, de confianza, y muchas veces una doble o triple carga al conciliar familia, trabajo y emprendimiento. Además, persisten los sesgos en el acceso al financiamiento o a espacios de decisión”.
Para ella, las redes de apoyo entre mujeres deben ir más allá del networking tradicional. “Las redes no se construyen solo con eventos o contactos en LinkedIn, sino acompañándose de verdad en los procesos. Celebrar los logros de otras, compartir oportunidades, enseñar lo que sabemos. Si una crece, crecemos todas. Esa es mi convicción más profunda”, finaliza.
Por: Vicente Lefevre, coordinador de la comunidad #SoyEtM